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La Commodore 64 marcó un antes y un después en la historia de la informática doméstica durante los años 80. Con más de 17 millones de unidades vendidas, este ordenador se volvió uno de los sistemas más populares, llevando los ordenadores personales a hogares de todo el mundo cuando estos aparatos apenas empezaban a ser comunes.

El equipo, con sus 64 KB de memoria RAM, destacó por su capacidad para mostrar gráficos y reproducir sonidos avanzados para su época.

La cultura alrededor de la Commodore 64 creó toda una generación de programadores, músicos y artistas digitales que encontraron en este ordenador su primera herramienta creativa.

Hoy, décadas después de su lanzamiento, existen comunidades enteras dedicadas a mantener y alargar la vida de estos equipos, adaptándolos incluso a tecnologías modernas como internet y almacenamiento digital, mostrando que el atractivo de la tecnología vintage atraviesa generaciones.

La historia de TheCookingSenpai es fascinante para cualquier amante de la tecnología retro. Este desarrollador backend, experto en TypeScript, Python y Bash, contó cómo encontró y restauró una Commodore 64 en condiciones casi perfectas, consiguiendo incluso conectarla a internet mediante WiFi.

El encuentro casual en una tienda de segunda mano

Todo empezó durante una mudanza. Al trasladarse de «una casa en medio de la nada» a un apartamento cerca de la ciudad, nuestro protagonista encontró una tienda de segunda mano con auténticos tesoros tecnológicos. Entre consolas como la NeoGeo Pocket Color, Nintendo Wii y Xbox 360, vio lo que parecía ser una caja beige escondida detrás de otros objetos.

Era una Commodore 64 Breadbin (la primera versión) en estado casi perfecto por solo $76 dólares (MXN 1,283). Sin dudar, la compró aunque nadie sabía si funcionaba y le faltaban accesorios básicos.

Paso a paso: dando vida a una reliquia tecnológica

La restauración no fue fácil, pero TheCookingSenpai lo hizo de forma ordenada. Primero, buscó una fuente de alimentación adecuada, eligiendo un adaptador original por $22 dólares (MXN 371). Después afrontó el reto de conseguir salida de video, comprando en eBay un cable DIN a RCA específico por $7.60 dólares (MXN 128) y un adaptador AV a HDMI por $14 (MXN 236), lo que le permitió conectar la C64 a una pantalla moderna.

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Para el sonido, un simple adaptador RCA a 3.5mm de $7.60 dólares (MXN 128) fue suficiente para conectar la salida a unos altavoces actuales. El siguiente paso fue cargar software, para lo que usó dos opciones: un Datassette original y un Tapecart, un dispositivo basado en Arduino que carga archivos desde una tarjeta microSD.

También compró un joystick en caja por $22 dólares (MXN 371) que, tras limpiarlo con alcohol isopropílico, funcionó perfectamente. Para usar disquetes virtuales, aprovechó una Raspberry Pi Zero.

Lo más sorprendente del proyecto fue cuando TheCookingSenpai logró conectar su Commodore 64 a internet por WiFi. Compró un módem WiFi especial que, conectado al puerto de usuario de la C64, le permitió acceder a BBSes (sistemas de tablones de anuncios) que aún existen hoy, navegando a 300 baudios, como en los años 80.

«Me lo estoy pasando genial jugando a juegos antiguos, chateando y publicando en BBSes, y explorando el sorprendentemente activo mundo de los fans de la C64», cuenta en su relato.

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Estos proyectos nos recuerdan que la tecnología antigua tiene un encanto y una sencillez que a veces falta en los dispositivos modernos. La Commodore 64, con su diseño único, ofrecía opciones técnicas avanzadas para su época que inspiraron a toda una generación de creadores digitales.

Este trabajo de restauración muestra cómo se pueden mezclar dos mundos: la experiencia auténtica de una máquina antigua con algunas ventajas de la tecnología moderna, como el almacenamiento digital y la conexión a internet.


Julio

Mi objetivo es ayudar en el aprendizaje de los demás, y jugar Halo en mi tiempo libre.