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Una nueva ley que obliga a las empresas de telecomunicaciones de China a registrar los parámetros biométricos faciales del usuario de cualquier teléfono celular nuevo, lo que incrementa el control del Estado sobre la población y su uso de Internet.

Beijing argumenta que esta nueva norma, anunciada en septiembre, pretende “proteger los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos en el ciberespacio”, según recoge el portal de noticias taiwanés Taiwan News.

Esta normativa se suma a la que obliga a conservar las fotografías tomadas cuando se cambie de teléfono móvil o se firme un nuevo contrato con las empresas de telecomunicaciones, lo que hace cada vez más difícil el uso de pseudónimos en Internet sin que las autoridades conozcan la verdadera identidad de los usuarios.

Formalmente pretende atajar fraudes y delitos informáticos, pero estas normas sobre reconocimiento facial han sido criticadas por atentar contra la privacidad de los usuarios. Un experto en inteligencia artificial china de la Universidad de Oxford, Jeffery Ding, alertó en declaraciones a Taiwan News que las autoridades chinas utilizarán estos escáneres faciales para seguir a la población y vigilar comentarios y acciones.

Las instituciones chinas han empleado ya en varias ocasiones la tecnología de reconocimiento facial para resolver casos polémicos y campañas como la que ha supuesto la detención de más de un millón de musulmanes uigures.

Hace un año, el Instituto de Secundaria Número 11 de la ciudad china de Hangzhou saltó a la fama tras instalar en sus aulas cámaras dotadas con tecnología de reconocimiento facial . Colocadas sobre la pizarra, esos aparatos de la firma Hikvision escanean cada 30 segundos los rostros de los jóvenes y mandan la información a un ordenador, donde se clasifican sus expresiones en siete emociones (feliz, triste, decepcionado, molesto, asustado, sorprendido y neutro) y se aplican algoritmos para medir su nivel de concentración.

Con esos datos, cada estudiante recibe una puntuación, que se muestra en una pantalla instalada en la pared del aula. El nivel de atención general de cada clase también se proyecta en un monitor del pasillo para que toda la escuela pueda comparar su rendimiento.

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Las formas de control social en China no son nuevas. Ya el año pasado, el gobierno de Beijing lanzó un sistema de crédito social para controlar a sus ciudadanos. “Queridos pasajeros, aquellos que viajen sin billete, que se comporten desordenadamente o que fumen en lugares públicos serán castigados de acuerdo a las reglas y su comportamiento quedará registrado en el sistema de créditos e información individual. Para evitar cualquier registro negativo en su crédito personal siga las normas y cumpla las órdenes en el tren y la estación”.

Esta cita es una grabación real de un tren en Shanghai que muestra la punta del iceberg del sistema de crédito social puesto en marcha por el Partido Comunista chino.

El sistema de créditos sociales chino, que ya se encuentra en funcionamiento, otorga una puntuación a cada uno de sus ciudadanos en función de sus hábitos cívicos, su estilo de vida, las páginas web por las que navega, de lo que compra en internet y de otras variables como sus infracciones de tráfico.Una puntuación que marca la posición de los ciudadanos en la escala social del país de modo que, aquellos con un crédito alto, tendrán derecho a un trato preferente por parte de la Administración.

Y aquellos con una puntuación baja, los que “rompen la confianza”, se están enfrentando a represalias como la imposibilidad de acceder a determinados puestos de trabajo, la prohibición de comprar billetes de tren o avión, de alojarse en los mejores hoteles, de que sus hijos vayan a un buen colegio o, incluso, que el estado les quite a sus mascotas. Todoeso además de ser incluidos en listas negras públicas de malos ciudadanos.

Fuente: La Vanguardia


Esta entrada tiene un comentario

  1. Xavier Marchena

    Muy buenas consideraciones. Tener en cuenta todos los detalles sobre este tipo de software será de mucha ayuda para protegernos. Gracias por compartirlo.

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